Dia 37


Hace unos 45 días todavía me mantenía ingenua con algunas cosas. 

Ciertamente estaba pendiente de los sucesos en china y de cómo avanzaba la pandemia, su detección y lo que se estaban haciendo para detenerla o al menos minimizarla. 


De repente una familia que acostumbra a ir a nuestro local (The Juice House ) una semana antes me dice… “puedo quedarme en las mesas de la terraza que ando con niños y tengo que evitar las aglomeraciones para evitar el contagio del coronavirus”. 


En ese momento fue que se me prendió la alarma interna que estaba apagada, normalmente uno ve cosas que crees imposible le sucedan a los tuyos, y allí, en ese momento me di cuenta que estábamos en lio gordo, en un tremendo problema. 


Ahora son 37 días de encierro que han sido difíciles de llevar cuando estas sola en casa (como es mi caso) tengo una sola hija y vive a cortisimos 4,9 kms, que se hacen lejanos para el encuentro físico y el abrazo necesario cuando al asecho anda esa gota maléfica que todos estamos evitando.

Y así comienza este camino de adaptación al encierro, a sobrellevarlo de la mejor manera posible. Es una elección decidir cómo lo quieres llevar, aunque no es tan fácil auto ayudarse y convertirte de buenas a primera en tu propio coach, psicólogo o guía espiritual.

Ya tenía alguna experiencia con esto del confinamiento; porque los últimos años que viví en mi país de origen Venezuela, relativamente pases algunos años medio confinada y me preparó sicologicamente para esto. Allá estuve en en un autoencierro en muy malas condiciones, porque no se conseguia comida, el internet funciona muy mal, la luz era intermitente y el sistema hidroeléctrico deficiente, tal como estan pasando ahora mis compatriotas y hermanos venezolanos.

Este tiempo hemos pasado por diferentes etapas, que están bien definida por el comportamiento colectivo o la generalidad.
La 1ra etapa fue muy activa "para mantenernos en forma dentro de casa" haciendo mucho ejercicios o yoga para resistir. el resto del tiempo disponible lo utilizamos en organizar y limpiar la casa, hacer todo lo que teníamos pendiente, con la cabeza ocupada, para no pensar en la tragedia que estamos viviendo, y, estar lo más aptos posible para los días por venir, así comenzamos hacer mejor aprovechamiento de los espacios subutilizados en casa.
 
Desayunos en el balcón






Mucha gente se empeñó en regalarnos su experiencia 
y compartir sin egoísmo sus conocimientos para hacer esto más llevadero.
 




Y llego la etapa 2, la de las recetas compartidas, cada quien aportando sus dones culinarios que nos han ayudado a ser mejores cocineros, más efectivos y más encantadores en casa, y si, también ganar unas cuantas libras. 

Como hacer un Smoothie
Ahora ya tenemos una mejor agenda organizada para aplicar en casa: ejercicios, la hora de los platos creativos, la hora de los juegos y más. 

En esta etapa cada día nos llenamos de música, mujeres y hombres nos regalan sus dones artísticos; sus voces y sonidos, portales nos informan sobre nuevos conciertos masivos para entretenernos más allá de lo esperado, muchas exposiciones de arte que nos lleva a conocer lugares que no estaban en nuestros planes. Nos acercamos a nuevos artistas con diversas propuestas. Nos conectamos - paradójicamente- con el mundo en un momento donde estamos encerrados. Cada tarde salimos a las ventanas o el balcón y nos unimos todos en un aplauso de agradecimiento a los miles de personas que trabajan para salvarnos a todos, pero también en un aplauso para agradecer que estamos vivos... 
...y siempre pensado en los que se han ido.




¿Pero llega una nueva etapa… como voy a enfrentar esto cuando se abran las puertas?
 

¿Cómo voy hacer para insertarme en este nuevo cambio y patrón de vida? Son preguntas que todos nos hacemos y rondan en nuestro cerebro. 


Claro que en todo este tiempo hemos aprendido y retomado muchas cosas que teníamos abandonadas, engavetadas porque la prisa es así de maligna.


Escucho a diario frases que dicen que cuando abramos las puertas ya no seremos los mismos y me pregunto si será verdad que hemos cambiado, si vamos a ver la vida diferente o en ese intento loco por subsistir y en la rapidez de los pasos será olvidado todo lo que hemos conversado con nuestro propio corazón, en la soledad de nuestro encierro.
 

Ojalá que no sea una simple expresión de alcoba, ojalá salgamos mejores, sin olvidar a los que se han ido.



Las peores despedidas son esas que no se dijeron (Anónimo)



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