La noche que llegue a Bilbao
La noche que llegue a Bilbao, tenía muchas expectativas. En mi memoria recordaba el cuento de un amigo - estuvo allí en los años 70 - y me quedó una frase pendiente… “Bilbao es una ciudad industrial, muy gris y aburrida”.
De esa historia personal han pasado muchos años, la velocidad de la información y el interés personal me hicieron hacer un plan para ir visitarla.
Agarre mi maleta, llena
de ganas de comer rico y por supuesto, más ganas de visitar el Museo Guggenheim, de caminar por la ría del Nervión; así que con maleta en mano y en compañía de mi
hija, nos fuimos de fiesta para el País Vasco.
Por supuesto que mis expectativas, eran grandes y la verdad
sea dicha, fueron cubiertas.
Lo primero que hice al llegar fue caminar por el puente de
Calatrava que atraviesa la Ria de Bilbao, (en lo particular me encanta este arquitecto valenciano), esa sensación fue maravillosa para mí,
en la foto se puede ver claramente.
Foto - DLG |
Luego llegue directamente a ver la estructura externa del famoso museo, impresionante
con la iluminación nocturna, no podía esperar hasta el día siguiente, me urgía
verlo.
Foto DLG |
Disfrute mucho de estar en esta ciudad llena de arte, de excelentes restaurantes, percibir el cambio urbanístico que se dio alrededor de la construcción del Guggenheim.
En Bilbao hay mucho
diseño y sabor. La Alhóndiga, el
cocinero Eneko Atxa y su restaurat Azurmendi, los pintxos vascos, el casco
viejo de Bilbao, la nueva arquitectura y mucho, mucho arte en la calle.
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